Hace años que escucho esa pregunta repetida en distintos foros y cónclaves. En algunas oportunidades he visto casi obligar a ciertas personas a responder que sí. En más de una ocasión me han recriminado que no use ese término para referirme al gobierno de Cuba. La verdad es que si se mira la definición del diccionario es casi inevitable responder que sí, hay una dictadura en Cuba con todas las de la ley. O sea, un pequeño grupo de personas dirige al país a su antojo sin someterse al veredicto de la población, ni a través del voto, ni a través de ningún otro mecanismo creíble. Es realmente poco serio tener en cuenta las teatrales elecciones que tienen lugar en Cuba cada cierto tiempo, pues no tienen valor real alguno. No obstante a lo anterior nunca uso el término por tres razones esenciales:


1)      El peso simbólico y la vereda ideológica

El término dictadura, en el caso cubano, ha adquirido un peso simbólico que va más allá de su definición formal. Se usa como un parte aguas ideológico. Llamarle dictadura al gobierno de cuba te sitúa simbólicamente a la derecha del espectro político. Es un término que ha usado siempre la derecha y con el que ha machacado insistentemente, usarlo te sitúa en una vereda ideológica en la que no quiero estar. 

 

2)      El peso histórico

En Latinoamérica está muy fresco el recuerdo de las sangrientas dictaduras del siglo XX. Procesos antidemocráticos que fueron profundamente criminales. Los muchos atropellos que ocurren en Cuba son lamentables y los condeno, pero equipararlos, aunque sea a través de un vocablo, con las dictaduras de Pinochet, Videla, Somoza, Stroessner, etc, sería desleal con la historia. Sería irrespetuoso con los miles de compañeros y compañeras detenidos desaparecidos.


3)      La “democracia” contrapuesta

Por último, llamarle dictadura a lo que hay en Cuba parecería estar diciendo que lo contrario que existe en la región es mucho mejor. Las supuestas “democracias” occidentales que existen en América Latina son también un desastre como sistema. Hay presos políticos, hay abusos indiscriminados por parte del estado y sus fuerzas del orden. Por sólo poner algunos ejemplos en Argentina mueren cada año centenares de personas en manos de las fuerzas estatales, en su mayoría chicos y chicas pobres. En Chile, perdieron la visión más de 400 personas por causa de la represión policial en el estallido social que tuvo lugar entre los años 2019 y 2021. En México asesinan a varios periodistas cada año sin que se vea solución a la vista. Y así podría seguir largo rato.

Además de todo esto, los sistemas capitalistas que imperan en la mayoría de estos países generan un nivel de desigualdad y pobreza en gran parte de sus poblaciones que cuesta imaginar que eso pueda ser llamado realmente democracia, pensando el significado original del vocablo: poder del pueblo.

 


(Con éste último punto no estoy diciendo que el sistema cubano sea bueno. Tiene algunas cosas buenas, que en el pasado fueron más y mejores, pero también un montón de injusticias, pobreza, atropellos, falta de libertades, falta de democracia y un largo etcétera. Pero es muy ingenuo pensar que con poner elecciones libres y la posibilidad de votar cada cuatro años se soluciona todo. Hay que pensar en un modo nuevo. A mí me gustaría un socialismo democrático, dónde el pueblo tenga la capacidad real y efectiva de elegir a sus representantes y la capacidad de revocarlos, dónde nadie sea discriminado por su manera de pensar, y que exista, además, un estado fuerte que vele por el bienestar básico de todos y todas. Es difícil eso, claro, pero quién dijo que sería fácil).

 


Creo, en definitiva, que es mucho mejor debatir ideas en profundidad que dejarse llevar por asociaciones binarias y maniqueas dónde te define si usas un término u otro para referirte a un gobierno. 



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