Minicubas 5. 2017


Una imagen que se repite. Ahora más cruda. Kevin, un niño del barrio, se acerca a mi hijo (3 años) y le pregunta, “¿a qué equipo tú le vas?”. Aunque lo vamos educando bilingüe, su lengua primera es el argentino, así que le traduzco, “te está preguntando ¿de qué cuadro sos?”. “De la celeste”, responde orondo. Kevin (7 años) queda totalmente descolocado. En Cuba hoy, preguntarte de qué equipo eres, es equivalente a inquirir si eres del Real Madrid o el Barcelona. Tremendo. Quizás son los costos de integrarse de sopetón a un mundo cada vez más colonizado por el mercado. Yo soy futbolero desde que nací, pero hace años que los clubes europeos me parecen sumas de dinero que negocian. El buen fútbol de aquellos lares lo miro, pero no puedo apasionarme con una u otra bolsa de plata. Disfruté el desconcierto de Kevin y de su papá, que estaba presente y no supo bien cómo explicarle el insólito. Sentí la respuesta de mi hijo como una íntima y vana rebelión.

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1 comentario:

  1. Buenísimo el cuento, y totalmente cierto y lógico. Yo, como Kevin, ya nací en esa dinámica y es ver la camiseta y el nombre de la foto, y se me ponen los pelos como escarpias. Por otro lado, lo mismo si Kevin llega a concretar: no me refiero a selección, sino a club, lo mismo Oliverio le salta: ah, ¡del Albacete! jajaja. Sufrirá mucho, y disfrutará más, a lo largo de su vida con la celeste, vaya que sí. Como cada buen aficionado.

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